Theodore Roosevelt dijo una vez: “En cualquier momento de decisión, lo mejor que puedes hacer es lo correcto. Lo peor que puedes hacer es no hacer nada”.
Al tomar decisiones importantes con posibles efectos que alteran la vida, la incertidumbre del resultado y el miedo a adentrarnos en lo desconocido nos mantienen atrapados en un ciclo improductivo en el que cuantos más datos recopilamos y más los analizamos, más pensamos demasiado en nuestra decisión.
Nuestra imaginación se vuelve loca: asumimos el peor escenario posible y lo consideramos como nuestro mejor caso. Creamos historias en nuestra mente y rechazamos todas las buenas opciones con la posibilidad de que exista una mejor opción. *Por ejemplo: decisión de mudarse, dejar su trabajo para iniciar un negocio, cambiar de carrera, implementar un cambio importante en la estrategia de una empresa, etc.*
Llámelo miedo, perfeccionismo, pereza o falta de concentración, pasar todo el tiempo analizando y no actuar conduce a la parálisis del análisis. El deseo de tomar la decisión perfecta se convierte en indecisión. Te cuesta llegar a una conclusión porque sigues persiguiendo una certeza que no existe; nadie puede saber con seguridad si una decisión en particular es la mejor o conducirá al resultado deseado.
Pensar demasiado conduce a la parálisis por análisis. Es importante pensar las cosas detenidamente, pero muchos utilizan el pensamiento como medio para evitar la acción. —Robert Herjavec
Nunca podrás tomar decisiones perfectas, pero ciertamente puedes tomar decisiones con más confianza si utilizas estas 4 prácticas:
Defina claramente el resultado que desea lograr.
Cuando intenta tomar una decisión en la que el planteamiento del problema es vago o el resultado que desea lograr no está claro, no se queje si pasa horas mirando los datos pero no logra llegar a una conclusión.
Puede atribuir su incapacidad para tomar una decisión a la complejidad del problema, a la falta de suficientes datos o a la falta de suficientes datos, pero esas cosas son sólo excusas para evitar enfrentar la verdad: no sabe qué es lo que necesita. desear.
Aportar claridad al problema y definir los criterios de éxito es la primera mitad del desafío. Es el trampolín hacia una decisión exitosa. Sin él, cualquier esfuerzo que pongas en la segunda mitad es inútil.
Para ello, plantéate estas preguntas:
- ¿Qué problema deseo solucionar?
- ¿Cómo sé si estoy abordando el problema correcto?
- ¿Qué resultado deseo lograr? ¿Qué es lo que más me importa?
- ¿Cómo puedo saber si he logrado el resultado? ¿Cuáles son mis criterios de éxito?
La parálisis del análisis también ocurre cuando es imposible cumplir con sus criterios de éxito: espera que todo lo que está en su lista esté 100% garantizado y no está dispuesto a ceder en nada.
Los buenos criterios de éxito no son una lista de deseos. Implica identificar una de las cosas más importantes que le importan: su estrella polar. Conocer su estrella polar simplifica el proceso de decisión: simplemente encuentre una opción que parezca prometedora y que tenga una buena probabilidad de lograrlo.
Definir claramente el planteamiento del problema y los resultados que desea lograr le ayudará a mantenerse concentrado y facilitará el proceso de toma de decisiones.
Siéntase cómodo con lo suficientemente bueno
Al tomar una decisión, es bueno considerar diferentes opciones, puntos de vista alternativos y múltiples fuentes. Evitan que sus prejuicios, creencias personales u otras limitaciones circunstanciales limiten su decisión y, por tanto, el resultado que obtenga.
Pero si bien tener opciones es bueno, tener una gran cantidad de opciones para elegir también puede resultar abrumador. Cuantas más opciones tengas, más difícil será tomar una decisión. La abundancia de información y demasiadas opciones pueden llevar a la indecisión.
Es posible que termines dedicando mucho tiempo a investigar soluciones, obsesionarte con las deficiencias de cada una y seguir invirtiendo tiempo y energía con la esperanza de encontrar la mejor opción. Pero en lugar de tomar una decisión y seguir adelante, la sobrecarga de opciones te hará sentir cada vez más inseguro.
La sobrecarga de opciones nos hace retrasar las decisiones porque demasiadas opciones agotan nuestros sistemas cognitivos, lo que nos hace más propensos a posponer la decisión por completo.
también muestran que más opciones pueden conducir a una menor satisfacción y menor confianza en nuestra elección, lo que hace más probable que nos arrepintamos de nuestras decisiones más adelante.
El psicólogo Barry Schwartz dice que hay dos tipos de personas: maximizadores y satisfactores. Los maximizadores se esfuerzan por tomar una decisión que les brinde el máximo beneficio. Buscan y aceptan sólo lo mejor. No pueden elegir a menos que hayan examinado profundamente cada opción, lo que los lleva a una búsqueda incesante de información y a una comparación social. Los satisfechos, por otro lado, utilizan criterios más modestos y eligen una opción que supera el umbral de aceptabilidad.
Satisfacer es conformarse con algo que es suficientemente bueno y no preocuparse por la posibilidad de que haya algo mejor. —Barry Schwartz
Para evitar la parálisis del análisis, sea un satisfactor. Para hacer esto:
- Establezca límites para su investigación. No lo deje abierto: limite la información que debe recopilar, los aportes que debe considerar y establezca límites de tiempo.
- No deje la fecha de la decisión sin asignar. Fije una fecha considerando el alcance y la complejidad del problema para crear un sentido de urgencia.
- Enumere los pros y los contras de cada opción y elija la que parezca destacar en ese momento.
- Una vez que hayas tomado una decisión, no dejes que tu mente considere la posibilidad de tomar una mejor. Deja de dudar y ponte manos a la obra.
Sentirse cómodo con lo suficientemente bueno no se trata de aceptar la mediocridad. Todavía requiere tomar una decisión consciente y reflexiva, pero hacerlo dentro de los límites y dedicar su tiempo y energía a actuar en lugar de lamentarse por la posibilidad de que exista una mejor opción.
Combina datos con intuición
Cuando llega la parálisis del análisis, no estás dispuesto a comprometerte. Te sientes estancado porque quieres ser racional en tu elección, y eso es justo. Pero el problema no es el pensamiento racional, sino no saber cuándo la racionalidad se convierte en una excusa para analizar demasiado y posponer la toma de decisiones.
El enfoque racional implica un pensamiento deliberado: invocar la parte lenta de nuestro cerebro para sopesar diferentes opciones, comparar compensaciones y luego tomar una decisión. El pensamiento intuitivo implica emociones, experiencia y conocimiento. El pensamiento intuitivo no es ilógico ni irracional, es inteligencia que has desarrollado a lo largo de toda la vida.
Su cerebro es una máquina de coincidencia de patrones y el pensamiento intuitivo se basa en hacer coincidir su situación actual con sus patrones pasados para tomar una decisión. Es por eso que la intuición a veces puede ser correcta y otras veces errónea.
Daniel Kahneman, psicólogo y economista destacado por su trabajo sobre la psicología del juicio y la toma de decisiones, así como sobre la economía del comportamiento, dice que la intuición funciona bajo 3 condiciones:
- Tiene que haber cierta regularidad para que puedas detectar tendencias o patrones. La intuición no se puede desarrollar ni aplicar a sistemas complejos que son propensos a cambiar rápidamente.
- Debes tener mucha experiencia y práctica en el área para poder confiar en tu instinto. Sin él, si usas tu intuición y todo va bien, es tu suerte, no tu intuición, la que te proporciona los resultados.
- Obtendrá comentarios inmediatos y concretos sobre si lo hizo bien o mal.
Si alguna de estas cosas no es cierta, es mejor pensar en el problema de manera más racional.
La mayoría de las personas utilizan el pensamiento analítico o el intuitivo para tomar una decisión porque las ven como estrategias opuestas en las que una no puede coexistir con la otra. Las investigaciones indican lo contrario: tomamos mejores decisiones combinando el pensamiento analítico e intuitivo y no usándolos solos.
Una estrategia puramente intuitiva que se base únicamente en la coincidencia de patrones sería demasiado arriesgada porque a veces la coincidencia de patrones genera opciones defectuosas. Una estrategia completamente deliberativa y analítica sería demasiado lenta. —Gary Klein
Cuando esté atrapado en la parálisis del análisis, en lugar de depender únicamente de los datos, tenga en cuenta su conocimiento y experiencia anteriores en el proceso de decisión: utilice la parte racional de su cerebro para considerar diferentes opciones y combínela con su intuición para tomar la decisión final.
Elige el momento adecuado del día para tomar la decisión
Una serie de pequeñas decisiones dispersas a lo largo del día pueden parecer inofensivas ya que exigen sólo una pequeña fracción de nuestra energía mental, pero a medida que avanza el día y seguimos gastando nuestra reserva de energía reservada, nuestra capacidad mental para tomar decisiones comienza a agotarse. .
A diferencia de la fatiga física que podemos sentir y expresar instantáneamente, la fatiga mental que surge después de tomar múltiples decisiones no es visible para nosotros.
La fatiga por tomar decisiones, como les gusta llamarla a los psicólogos, conduce a una mala calidad de la toma de decisiones: nos mostramos reacios a hacer concesiones, volvemos a opciones fáciles e incluso podemos encontrar difícil ejercer el autocontrol después de tomar una serie de decisiones.
Si su trabajo requiere que tome decisiones difíciles durante todo el día, en algún momento se agotará y comenzará a buscar formas de conservar energía. Buscarás excusas para evitar o posponer decisiones. Buscarás la opción más fácil y segura, que muchas veces es seguir con el status quo - Roy Baumeister
Tomar una buena decisión requiere reunir conocimientos de varios dominios, unir ideas distintas, mantener el equilibrio adecuado para explorar la amplitud y profundidad de estas ideas, hacer nuevas conexiones y luego concentrarse en algunos candidatos que parecen prometedores.
Cuando tu maquinaria mental está cansada, resulta difícil separar el ruido de la señal. Conduce a pensar demasiado: tendencia a pensar demasiado y avanzar y retroceder en ideas sin la capacidad de darles una dirección específica.
La fatiga por tomar decisiones puede hacer que te obsesiones con problemas que ni siquiera existen, que saques conclusiones sesgadas y que te quedes atrapado en una parálisis de análisis ante la posibilidad de que haya algo mejor ahí fuera. Puede hacer que busque una solución perfecta en lugar de tomar la mejor decisión dadas las circunstancias.
Para evitar la parálisis del análisis al tomar decisiones importantes, alinee esas decisiones con el momento del día en que su capacidad mental para procesar información esté en su punto máximo. Al hacer coincidir las demandas mentales de la decisión con sus niveles de energía, es menos probable que se quede atrapado en un ciclo de pensamiento excesivo.
Hazte estas preguntas antes de decidir:
- ¿Es el mejor momento del día para tomar esta decisión?
- ¿Me siento en mi mejor momento al tomar esta decisión?
- ¿Todo lo que me rodea se siente más intenso de lo normal?
Programe un espacio en el calendario para el momento del día en el que estará en mejores condiciones para tomar la decisión. Una vez que aparezca, alinea tu cerebro con tu objetivo diciéndole que tome la decisión sin más demora.
Puede parecer una tontería al principio, pero al repetirlo, puedes entrenar tu cerebro para tomar la decisión y no pensar demasiado en ella.
Terminando con este pensamiento de Terry Goodkind que me saca de la parálisis mediante el análisis cada vez:
“A veces, tomar la decisión equivocada es mejor que no tomar ninguna decisión. Tienes el coraje de seguir adelante, eso es raro. Una persona que se para en la bifurcación, incapaz de recoger, nunca llegará a ninguna parte”.
Deja de pensar y actúa ahora.
Resumen
- Las decisiones importantes no deben posponerse, pero eso es exactamente lo que hacemos. El deseo de tomar la decisión perfecta se convierte en indecisión cuando la parálisis del análisis nos impide actuar y avanzar.
- No definir claramente el planteamiento del problema o lo que se espera lograr es una de las principales razones detrás de la parálisis del análisis. Cuando tenga dificultades para tomar una decisión, asegúrese de que el problema esté claro y de que los criterios de éxito estén bien definidos.
- En lugar de ser un maximizador que busca sólo lo mejor, sea un satisfactor: identifique una opción que sea lo suficientemente buena y deje de preocuparse por el resto.
- La parálisis del análisis nos golpea cuando nos centramos demasiado en el pensamiento racional e ignoramos nuestra intuición. Combinar los dos es una gran estrategia para romper el ciclo de pensamiento excesivo y tomar medidas positivas.
- Nuestra mente cansada, bajo el efecto de la fatiga por tomar decisiones, se vuelve poco dispuesta a comprometerse. Para contrarrestar su efecto, toma decisiones durante el momento del día en que tu energía mental esté en su punto máximo.
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